El trabajo con las Energías Angélicas o los Estados de Conciencia Angélicos conlleva la desaparición progresiva del velo de conciencia. El velo que separa la parte de nuestro ser, de la cual somos conscientes, de la otra parte oculta que hemos olvidado. Esta última parte está formada por el conjunto de memorias ocultas en nuestro subconsciente, además del inconsciente personal, familiar, étnico, colectivo y biológico.
A través de este trabajo, creamos un paso entre el plano consciente, el subconsciente y las diferentes pares del incosciente. De esta forma, reactivamos, en nuestro interior, los Estados de Conciencia Angélica con el objeto de purificar nuestra alma y recuperar el Saber que llevamos en ella.
Primero debemos elegir el Ángel con el que deseamos trabajar. Puede ser nuestro Ángel, según la fecha de nacimiento, o aquel Ángel del que necesitemos ayuda.
La invocación SIEMPRE la realizaremos con una intencion positiva.
Podemos realizarla de pie, sentados o tumbados.
Realizaremos tres inspiraciones profundas para estar lo más alineados y relajados posible y repetiremos tres veces el nombre del Ángel con el que deseamos contactar.
A continuación, recitaremos la oración del Ángel elegido (podéis leerla en el post de este blog que esté dedicado a dicho Ángel). Y, posteriormente, meditaremos, durante unos minutos, sobre las cualidades o energías positivas que nos aporta.
Si tenemos algún problema, duda o situación a resolver, o alguna petición concreta, se la expondremos de forma muy específica. Y le pediremos que nos ayude y nos oriente sobre la decisión a tomar o el problema a resolver.
Es aconsejable trabajar con el mismo Ángel por un periodo mínimo de cinco días o hasta la obtención de la respuesta.
A partir de realizar esta práctica, debemos estar atentos a las señales que nos vayan apareciendo, sobre todo en nuestros sueños, ya que su respuesta se materializará a través de intuiciones, sueños, señales y coincidencias que se manifiestan en lo cotidiano.